sábado, 1 de octubre de 2016

              Hoy en día se cuestiona más la carrera docente y se mira la apatía de quienes ejercen la carrera por no disfrutar lo que hacen,  se ha perdido la  emoción  de los maestros, cuestionándose  la calidad de la formación docente y se critica ampliamente la decisión de serlo, es bueno dar una mirada a los motivos, las dudas y las consecuencias del maestro de hoy. Olvidemos por un momento la triste realidad de quienes lo son, los que están porque  “no les quedo otra” y trabajan sin amor a lo que hacen y que suelen empañar la imagen de un gremio que en su mayoría trabaja con esfuerzo por el bienestar  de sus alumnos.
               Si hablamos de las razones para ser Maestros, sólo una respuesta: Vocación, el firme interés por la justicia, por el derecho que todos tenemos a superarnos, a ser más, la convicción de que somos capaces de modificar realidades y hacerlas más favorables para quienes empiezan el camino de la vida.
              Las consecuencias de ser maestro implica  la maravilla, el esplendor de una estrella que comienza a brillar con luz propia, la satisfacción del cansancio, la alegría del murmullo constante de voces joviales que comienzan a vivir, el dolor de la frustración que nos recuerda que cada día podemos aprender algo nuevo, el reconfortante reconocimiento de que siempre podemos mirar hacia al lado y ver a un colega del cual podemos aprender y pedir consejo, la certeza de que nos desempeñamos en el lugar en que renace la alegría, donde surge la magia, donde las personas forjan su futuro y tú, profesor, tuviste la oportunidad, la dicha de estar allí.
               Pongamos le AMOR a todo cuanto hacemos para marcar la diferencia!
Jusmely Carmona

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